WEBINAR: Gestión de las emociones en situaciones de emergencias

La complejidad, la incertidumbre, el cambio constante en el que estamos inmersos desde hace años, la intensidad tecnológica y, aún más, la covid-19 han hecho que se empiece a entrever con claridad que una asignatura pendiente que tenemos las personas es la cura del mundo interior o, dicho de otra forma, el conreo de la interioridad.

La realidad actual genera un gran impacto emocional en los profesionales, pide salir del propio guion y puede llegar a ser bastante desestructuradora. El autoconocimiento, el reconocimiento de los recursos internos, el aprendizaje de las competencias emocionales desde el desarrollo de la inteligencia emocional, y el despliegue de las inteligencias social-relacional y espiritual nos pueden dar la capacidad de triunfar, ser resilientes y creativos ante los retos a los que debemos dar respuesta y, además, podemos ganar en calidad humana.

Venimos de un paradigma en que ha imperado la competitividad, el “qué hay de lo mío”, y esta actitud está en el origen de muchas de las crisis en las que nos encontramos, desde la climática a la humanitaria, pasando por la económica y el malestar creciente de la llamada sociedad del bienestar.

La clave está en nosotros mismos: en muchas ocasiones no se podrá transformar la realidad en la que nos movemos, pero sí está en nuestras manos la forma como la percibimos y como respondemos a ella. Es esencial cuidarse para cuidar y volvernos resilientes.

Así pues, tener cura de uno mismo, revisar nuestros valores, propósitos y sentidos será clave para no caer en la trampa del agotamiento. Debemos desarrollar una actitud de empatía hacia a uno mismo, conocernos y escucharnos primero para poder conocer y escuchar al otro. También es fundamental desarrollar la cooperación con los otros, el trabajo en equipo y fomentar que emerja la magia de la sinergia.

Venimos de mirar hacia fuera y debemos integrar el mirar hacia dentro, reflexionar sobre lo que sentimos, pensamos y hacemos.