El IL3-UB apuesta por la formación continua de los mayores con DomusVi
La Fundación DomusVi y el IL3-UB ponen en marcha un programa de extensión universitaria dirigido a los residentes que tiene la red de centros DomusVi para personas mayores en toda España. Los resultados superan ampliamente las expectativas: ilusión, motivación, reducción de la brecha digital y adquisición de conocimientos que ayuda a que los mayores se sientan verdaderamente como lo que son: personas con motivación para seguir aprendiendo.
Más allá de la atención residencial ocupacional que ofrecen a las personas mayores usuarias de sus centros, DomusVi se planteó el objetivo de empoderarlas a través de un proyecto «de aprendizaje real, deseado y motivador». Así nació la Senior University, un programa académico semestral de extensión universitaria que otorga a los residentes de DomusVi que lo cursan un Diploma en Humanidades emitido por la Universidad de Barcelona.
La iniciativa, impulsada por la Fundación DomusVi con la colaboración del Instituto de Formación Continua de la Universidad de Barcelona, ha significado mucho más que añadir una nueva actividad a la completa oferta asistencial que ofrece la red de centros para garantizar el bienestar de quienes allí residen. En palabras de Javier Jiménez, director de la Fundación DomusVi, «se trata de un proyecto que hace realidad el envejecimiento activo, con dignidad e ilusión.»
El plan de estudios semestral consta de 5 asignaturas –Geografía, Historia, Literatura, Historia del Arte y Música– de cuatro sesiones de duración cada una. Las clases, a cargo de profesores universitarios de cinco universidades españolas –Universidad de Barcelona, Universidad de Alicante, Universidad de Oviedo, Universidad Internacional de Cataluña y CEU San Pablo– se realizan de manera virtual y ofrecen contenidos de alta calidad que son iguales a los que se impartirían en cualquier aula universitaria. Los alumnos son residentes de toda España que siguen las clases desde sus centros. Tienen entre 70 y 96 años y cuentan con las capacidades cognitivas que les permiten seguir el programa.
«Hablamos de un programa con conocimientos reales, con propuestas retadoras por parte de los docentes involucrados, que ofrece un diploma universitario y que cuenta con un claustro que ya soñarían muchos programas de grado», explica Javier Jiménez. La respuesta a la primera edición del programa confirma su valoración positiva: si en un inicio se había diseñado para que participase un grupo de 30 residentes, finalmente están cursando el programa 80 personas y existe una lista de espera de más de 50 interesados para arrancar con la segunda edición.
Pese a que confiesa que el éxito de la convocatoria les ha desbordado, entiende perfectamente el porqué de la buena respuesta que está teniendo: «Es un proyecto que devuelve a nuestros mayores al mejor momento de sus vidas, cuando fueron o habrían podido ser universitarios. Nada supera a la motivación de aprender.»
La Senior University ha sido diseñada con la colaboración del IL3-UB: «Con el IL3-UB tenemos una larga experiencia de colaboración. Ya formamos ahí a los directores de los centros de nuestra red y ahora lanzamos una iniciativa única en el sector de las residencias. Ha sido el socio perfecto para las innovaciones que queríamos aplicar y para hacer realidad la mirada que creemos que se merecen nuestros mayores que, sobre todo, son personas.»
El impacto del programa en quienes lo cursan supera las primeras expectativas: «Es para emocionarse... Les aporta ilusión y motivación además de conocimientos: una usuaria de 88 años nos ha pedido la grabación de la clase de música para volver a mirarla y no perderse detalle, otra con artritis severa toma apuntes toda la sesión y la gran mayoría nos piden repetir el próximo semestre», explica Javier Jiménez. El director de la fundación explica que, además, el programa ha sido clave para reducir la brecha digital: «Hoy todos ellos son capaces de conectarse a la clase en streaming y manejan el lenguaje digital con una naturalidad que sorprende.», detalla.
Para el director de la fundación, la clave está en el enfoque profesional con el que se ha diseñado la iniciativa. Además de los contenidos, académicamente contrastados, se ha cuidado hasta el último detalle, desde los materiales que se entregan a los alumnos, hasta la ceremonia de entrega de los diplomas cuando acabe el semestre.
Para 2022, DomusVi quiere seguir ampliando el alcance de la iniciativa: «Nos hemos planteado como objetivo introducir la cultura en las residencias. Cuando le das a una persona un proyecto de aprendizaje, le das vida, le das una motivación para su día a día. Es capaz de sentirse como un ser singular.», concluye Javier.